En la Península de Yucatán, el turismo es una fuente importante de ingresos para la región. Sin embargo, detrás de los beneficios económicos que el turismo genera, también se esconden graves impactos sociales, culturales y ambientales.
El documental “Mayapolis” expone el despojo que ha sufrido la región debido al desarrollo turístico, revelando las graves consecuencias para las comunidades locales y el medio ambiente.
Renaud Lariagon, el director de la obra, describe en este filme la otra cara del turismo. La que no es tan beneficiosa; la urbanización y el despojo. Una mirada crítica a la turistificación del campo o zonas rurales.
En muchos lugares del mundo, el turismo ha sido responsable de la gentrificación de ciudades y el desplazamiento de comunidades enteras. En la Península de Yucatán, no es diferente. El desarrollo turístico ha traído consigo la construcción de grandes resorts y atracciones, que han transformado la zona y han dejado un impacto significativo en las comunidades locales.
“Mayapolis”, es un proyecto de investigación audiovisual que nos presenta la apropiación de una cultura y sus imágenes para aprovechamiento y enriquecimiento de un sector externo. Presentando el turismo frente a la cultura y el desmedido uso de sus elementos con fines de lucro.
Una zona metropolitana en vías de construcción que expropia tierras y comunidades enteras. Un documental reflexivo, puntual y crítico, pero sobre todo abierto a nuevas interrogantes y respuestas acerca del turismo.
Cuestionamiento científico-social: La tierra turistificada es despojada
En concreto, este proyecto documenta procesos investigativos individuales y colectivos, y evalúa la relación entre el “turismo alternativo” y las dinámicas de urbanización metropolitanas, este proceso de urbanización que refuerza el dominio de las metrópolis y de la economía urbana.
Contextualmente en México, las políticas turísticas actuales buscan, desde hace dos décadas, impulsar el desarrollo de un turismo alternativo al turismo de masa; luchar contra la pobreza impulsando el desarrollo rural mientras se garantiza un desarrollo respetuoso del medio ambiente.Sin embargo, la turistificación del campo no puede realizarse sin las llegadas de turistas y de infraestructuras urbanas. La turistificación induce irremediablemente la urbanización.
El valor turístico del territorio se vuelve atractivo para las grandes empresas, y despierta un problema ético, que se puede evidenciar en el documental, problema que surge del nulo cuestionamiento a las modalidades de urbanización, quienes son presentadas siempre por las políticas públicas, como progreso o un paso hacia la modernidad.
Una urbanización guiada por interés financieros, empresas inmobiliarias y turísticas. Cómo el poder adquirir tierra a un precio bajo, para luego otorgarle valor mediante infraestructura de transporte y marketing, y vender esta tierra, con o sin casas construidas encima, a un precio enorme.
Si bien, la relación entre turismo y urbanización ya está comprobada, pienso que no se mide el fenómeno a la altura de sus consecuencias, específicamente en países “periféricos” como México. Una hipótesis sería considerar que la fase actual de urbanización turística del campo mexicano podría ser equivalente al periodo de las enclosures e industrialización (siglo XVIII y XIX) de los países más avanzados del desarrollo capitalista.
Por ende, si el fenómeno tiene la magnitud que supongo, tales investigaciones deberían revelar dinámicas de acumulación a costa del despojo de las poblaciones rurales y campesinas. Las perspectivas de ganancias pueden ser tan grandes, que vender trozos de tierra ejidales puede ser una tentación, colectiva como individual. Pero nunca es la comunidad que sigue adelante, sino individuos o empresas, que se quieren autonombrar maya.
Queda pensar, ¿cuál es el sostén social de la identidad maya?
Lo maya como cualquier proceso civilizatorio, es una trayectoria multisecular de producción de su espacio y tiempo por una cierta población estructurada a su manera. Este mayab ha sido producido por poblaciones cuya base social es la comunidad campesina, y las prácticas que caracterizan su cultura. No son las imágenes las que definen la identidad, sino los grupos sociales y las prácticas que producen estas imágenes.
Sin importar el impacto social del desarrollo turístico, empresarios ya no dudan en utilizar imágenes mayas para fines de lucros, como pintando unas imágenes de guerreros mayas en su tienda, carteles de feria o el logo de un hotel. O el mejor ejemplo, un tren llamado “Maya”.
Entonces, ¿Qué nos importa si los campesinos venden sus terrenos en la actualidad, y al mismo tiempo fragmentan sus comunidades? Nada, si son de ellos. Sin embargo, habrá que cuestionar en el futuro, si dentro de un territorio sin comunidades rurales, todavía tiene algo de valor la apelación maya.
No se confundan, Mayapolis, el título del documental, no se refiere al mayab; el territorio maya histórico. Mayapolis es esta Península metropolizada por el turismo, que el tren intensificará. Este parque de atracciones para los viajeros internacionales.
Renaud Lariagon
Un proceso de metropolización que significa una aceleración del desarrollo urbano mercantil que implica destrucción ambiental y despojo social. Algo que el capitalismo hace desde hace más de 500 años, a todos los pueblos del mundo. Puede ser normal o aceptable que los campesinos vendan tierra para sobrevivir, pero no lo es que la sociedad no haga nada para frenar el desastre ecológico-social en curso.
El proceso de creación: de un “taller-encuentro” a un documental audiovisual
Previamente al documental, se planeó un “Workshop” (taller)que daría lugaren el marco de mi proyecto de investigación postdoctoral Turismo alternativo en México (Touralmex, ESO-Angers) financiado por Angers Tourismlab. Originalmente, se había concebido como un taller intensivo y presencial, donde se trabajarían las problemáticas vinculadas al desarrollo del turismo alternativo en México, con el objetivo de consolidar tanto pistas de investigación como la cooperación científica franco-mexicana de este tema. Dada la pandemia, no se pudo realizar el taller presencial como deseamos, y un encuentro virtual tampoco fue opción, ya que no permitía el trabajo intensivo.
Sin perder de vista el objetivo colectivo, se decidió transformar el proyecto de encuentro inicial en un taller documental científico. Tanto para visibilizar los trabajos de este conglomerado de investigadores, como ofrecer un producto científico más asequible a los estudiantes y al público en general. Ya que el medio audiovisual cumple con las posibilidades tanto de divulgar, difundir e invitar a un análisis más allá del ámbito de los especialistas.
Siendo la primera vez que dirijo un documental, decidí darle un carácter participativo al proyecto, uniendo a colegas con un sólido conocimiento empírico de las dinámicas turísticas en la Península.
Es importante hacer mención a Paul Magnan, maestro de Geografía, camarógrafo y editor de video independiente en Francia, quién decidió por pasión lanzarse en la aventura a pesar de un presupuesto reducido. Por supuesto, también a Samuel Jouault, profesor de Geografía de la Universidad Autónoma De Yucatán, especialista del turismo alternativo; quien permitió el contacto con especialistas yucatecos, y nos guío en el campo para la grabación. Por todos sus consejos e involucramiento, estas dos personas se volvieron, en la marcha, verdaderos asistentes de realización del documental.
Renaud Lariagon, ESO-Angers